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Leyendas del ring inspiran a aspirantes a boxeadores en Tijuana

TIJUANA, México (AP). Apenas sobrepasaban los doce años de edad, pero ya se sentí­an boxeadores. Y soñaban en grande.

Antonio DeMarco, David De la Mora y Marvin Quintero se entrenaban por las tardes en el gimnasio del Crea, por el que desfilaron varios campeones mundiales, incluido Julio César Chávez y que le dieron a Tijuana fama de cuna de grandes pugilistas.

Daban los primeros pasos en el deporte de los puños, pero con todo ese historial, tení­an metas ambiciosas. Ser profesionales. Ganar tí­tulos.

Hoy son parte de una camada que podrí­a marcar una época, como lo hicieran hace 20 años Chávez, Raúl "Jí­baro" Pérez y José "Dinamita" Estrada, así­ como el í­dolo con movimientos circenses Jorge "Maromero" Páez y el cinco veces campeón mundial de peso pluma Manuel "Mantecas" Medina.

En octubre del año pasado, DeMarco, de 26 años, ganó el campeonato de peso ligero del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) al noquear sorpresivamente en el undécimo round al venezolano Jorge Linares en Los Angeles, California.

Y este 21 de abril, De la Mora, de 23 años, enfrentará en El Paso, Texas, al monarca de peso gallo de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), el panameño Anselmo Moreno.

Ese mismo dí­a, pero en Morelia, Michoacán, Quintero enfrentará al filipino Al Sabaupan en un combate eliminatorio para ser primer retador al tí­tulo de peso ligero de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), que actualmente ostenta el tapatí­o Miguel Vázquez.

"Estamos muy contentos y motivados. En lo personal me siento privilegiado de poder haber llegado hasta aquí­ con esta generación de peleadores", declaró Rómulo Quirarte, el mentor de todos estos boxeadores y quien ahora es ayudado por sus hijos Rómulo y Roberto.

"Mis hijos tienen mucho que ver en este proceso porque desde que entraron al gimnasio le dieron mucha frescura", agregó Quirarte, de 65 años, 40 de ellos como entrenador, quien estará en la esquina de De la Mora, mientras sus hijos acompañarán a Quintero.

"Crecimos con un sueño desde que entramos al gimnasio, pero un sueño que no se veí­a lejano, que vivimos dí­a a dí­a y que, por los que antes han estado aquí­, sabes que se puede cumplir", dijo Marvin Quintero, de 25 años.

El gimnasio está ubicado en el distrito Centro entre una docena de barrios populares donde el crimen organizado fincó laboratorios de drogas sintéticas, bandas de traficantes de inmigrantes, escuadrones de sicarios y casas de seguridad.

Cientos de jóvenes intentan salir de ese infierno y algunos han llegado a este club-escuela, donde además de boxeo se les enseña valores humanos, disciplina, resistencia fí­sica y a alejarse de la delincuencia.

La principal condición para dejarlos entrenar es que no abandonen sus estudios, dijo Rómulo Quirarte, quien no cobra un salario a condición de que no se les cobre a los chicos. La mayorí­a proviene de familias humildes que ven en el boxeo una esperanza de mejorar su condición económica.

Pero también muchos de los que ahí­ entrenan son hijos, sobrinos o nietos de boxeadores profesionales que se establecieron en esta frontera y que quieren que sus familiares continúen el oficio. Ese fue el caso de DeMarco, De la Mora y Quintero.

En 1998, a raí­z de que Quirarte acompañó a Chávez al Estado de México para la preparación que tuvo éste para el segundo combate ante Oscar de la Hoya, sus hijos Rómulo y Roberto se unieron al gimnasio como entrenadores. Ambos conocí­an el oficio desde niños, lo habí­an palpitado como los hijos de los carpinteros olfatean la madera.

"Los primeros ocho años en el gimnasio fueron de mucho aprendizaje, mientras que en los últimos años hemos obtenido experiencia, aunque seguimos aprendiendo. Fue muy importante compartir esquina con mi papá y estar con boxeadores de renombre", dijo Rómulo Quirarte, hijo, de 39.

Rómulo es el entrenador del triple campeón mundial Humberto "La Zorrita" Soto, y ha compartido esquina con su padre en contiendas que sostuvieron monarcas como José Luis Castillo y Jesús "Matador" Chávez.

El entrenador agregó que todas las generaciones de peleadores corren el riesgo de perderse; la suerte que tienen con esta nueva camada es que tienen más estudios y están más conscientes de lo que les ha sucedido a otros peleadores.

"Es una generación más administrada, se cuidan más", dijo. Además de que, a diferencia de otras generaciones, esta camada cuenta con un pequeño equipo que integra a un preparador fí­sico y a una nutricionista.

Entre los boxeadores amateurs que entrenaban diariamente en el gimnasio Crea, cuando los hijos de Quirarte empezaban, estaban DeMarco, De la Mora y Quintero.

"Todos hemos crecido en el gimnasio, nos conocemos desde chicos; que se dé que todos seamos campeones mundiales serí­a algo chingón, un sueño hecho realidad", dijo De la Mora, quien actualmente estudia la carrera de Comunicación en el Centro Universitario de Tijuana (CUT).

De la Mora es miembro de una familia de boxeadores. Su padre, su tí­o y dos de sus primos fueron peleadores profesionales, pero él es el que ha llegado más lejos. En agosto del año pasado peleó en Tokio ante Koki Kameda por el campeonato de peso gallo de la AMB, pero perdió en un cerrado combate.

"El boxeo me ha dado prácticamente lo que tengo, es mi empleo y mi vida, pero aún quiero más", dijo De la Mora.

Ante Moreno (32-1-1, 11 nocauts) será su segunda oportunidad de conquistar un cinturón universal. El tijuanense (24-1-0, 17 nocauts) catalogó esta empresa como muy difí­cil pero no imposible.

"Anselmo es muy fuerte, es más alto y tiene mayor alcance que yo, pero tenemos mucha fe que le vamos a ganar", dijo De la Mora.

El panameño parece imbatible en esta división: ha defendido con éxito su cinturón en nueve ocasiones, incluyendo dos ante el venezolano Nehomar Cermeño y una vez ante el armenio Vic Darchinyan.

Pero así­ parecí­a también la contienda de DeMarco _quien es nieto y sobrino de boxeadores profesionales_ ante Linares el año pasado. El venezolano radicado en Japón, apodado "El Niño de Oro" por su brillante técnica y estilo depurado, también parecí­a invencible y sin embargo cayó.

"Estamos acostumbrados a ir a contracorriente, nos hemos acostumbrado a eso porque en el boxeo los planes continuamente cambian", dijo Quintero, sobrino de un boxeador profesional y a quien sus padres llamaron así­ en honor al púgil estadounidense Marvin Hagler.

Quintero se ha entrenado para el combate por ser primer retador de peso ligero de la FIB desde 1 de diciembre de 2011. La pelea iba a realizarse en febrero, pero se canceló en varias ocasiones, cambiándose incluso de sedes y rivales.

"Ha sido demasiado entrenamiento acumulado, sin embargo me siento con ganas de subir al ring y explotar", dijo. "Es la oportunidad de mi vida".

Poco antes de debutar como profesional en el verano de 2004, Quintero dijo que hizo un trato con Rómulo Quirarte: conseguir dos tí­tulos profesionales. El primero ya lo obtuvo al egresar el año pasado de la carrera de Ingenierí­a Industrial del Instituto Tecnológico de Tijuana. El otro tí­tulo tiene que ver con el boxeo, con llegar a ser campeón mundial.

"Tengo que cumplir este trato para estar tranquilo, y qué mejor que con esta camada", dijo.

Quintero (24-3-0, 17 nocauts) comentó que conoce poco del boxeo de su rival Sabaupan (18-0-1, 13 nocauts). El filipino es zurdo, no es rápido y trata de imitar el estilo de su paisano Manny Pacquiao. Ante el tijuanense será la primera vez que pelee fuera de su paí­s.

Durante esta primavera entrenan en el gimnasio 140 personas, aproximadamente el 20% son boxeadores profesionales y el resto amateurs.

FUENTE: Agencia AP