La clasificación de Panamá a los cuartos de final de la Copa Oro supone que estamos al 50 por ciento de la misión, es decir a la mitad del camino.
El gol de Blas Pérez cambió todo, puso orden y le devolvió jerarquía al equipo.
La expulsión de López por la patada a Gómez fue clave y cambió por completo el partido.
La “Sele” hizo valer su peso histórico sobre los nicas y liquidó un partido que sirve para seguir con vida y para confirmar que algunos jugadores se merecen más minutos.
Y no solo se lo merecen. El equipo los necesita en la cancha más tiempo, pero eso al parecer no lo ve el cuerpo técnico.
Clasificar a los cuartos de final es muy bueno y es motivo para estar alegres, pero no para celebraciones desmedidas. Vencer a Nicaragua no es una hazaña.
El triunfo sirvió para cumplir la primera fase de la misión y no de la forma ideal que hubiera sido de primero o segundo lugar, pero igual se logró y se destaca el empate ante México.Ahora hay que pensar en hacer las cosas mejor.
Previo al torneo comentamos que la expectativa del equipo era llegar como mínimo a las semifinales y de allí para abajo es fracaso.
Que la clasificación sirva para seguir mejorando. Una victoria frente a Estados Unidos sería un golpe grande y hay que buscarlo. Nada de conformismo y cero de triunfalismo por favor, que como dice la conocida frase en el deporte: “Todavía no hemos ganado nada”.
FUENTE: Edgardo Vidal